domingo, 6 de febrero de 2011

Día 8 - Mi compañero Valanch se llama Bulent

He disfrutado de un día soleado dando vueltas por la ciudad y así he podido conocerla mejor.

Lo primero que me ha sorprendido ha sido la cantidad de policía que había en las calles, aunque al ser sábado la masa de turistas en el centro de Florencia es desproporcionado; pero me llamaba menos la atención, era muy raro ver semejante despliegue policial por un simple día turístico como cualquier fin de semana.

En unas de las principales calles de Florencia había un atasco descomunal acompañado de la típica melodía en Florencia, el claxón; al fin pude comprender el motivo de semejante alboroto, había una pequeña manifestación, apenas llegaría a las 200 personas, en el centro de Florencia, los policías habían cerrado todas las calles para que la manifestación siguiera su curso tranquilo.

No se muy bien cual era el sentido de la misma, pero parecía ser que revindicaban el comunismo y la paz, según las pocas banderas que podían verse.

Así pues, tras descubrir el misterio de semejante revuelo me fui a ver cosas más importantes, los pájaros que siempre vuelan al lado de la estación; esta vez si que llevaba mi cámara, y esta vez si que los grabé.

Cuando volví a casa me dispuse a cenar, todavía no se muy bien como me las arreglé para cocinar, debido a que casi todo estaba sucio y no había apenas espacio en la cocina, pero conseguí mi propósito.

Mientras cenaba vino Valanch a hacerse su comida y estuvimos un buen rato hablando, me contó que la noche anterior había tenido que irse al hospital a las 4 de la mañana debido a una infección que había cogido en el ojo, me comento, que posiblemente hubiese sido por la mierda de la cocina.

Estuvimos hablando de nuestra compañera de piso, que se había traído a dos amigos a la casa, uno dormía en su habitación y el otro en el salón; estábamos un poco mosqueados los dos ya que ni nos había pedido permiso y ni si quiera se ha dignado a limpiar nada en tres días.

Como todavía no ha aparecido por casa no le hemos podido decir nada, aunque los dos llegamos a la misma conclusión, que era de sentido común ver eso y decir: "ostias que tengo que limpiar que vivo con mas gente."

Como bien dijo Valanch una vez vale, dos ya no van a venir.

Valanch me agradeció mucho que hubiese hablado con él, me dijo que era muy triste estar en esta casa sin que nadie te hable. (Faiza, la francesa, no habla nada, es bastante seca)

Nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones y al rato se nos fué la luz; salimos de nuestro cuarto alumbrándonos con la luz de los móviles y mirando los fusibles de la cocina y el pasillo, no sabíamos porque pero no nos iba la luz, hasta que pensé que igual se había disparado el de la entrada de la casa y efectivamente; pasaron cuarenta minutos oscuros hasta que lo averiguamos.

Al final Valanch me dio su número de movil por si alguna vez ocurriese algo (no se muy bien como nos las apañaremos para entendernos por el movil, ya nos cuesta en persona) y cuando me guardé su móvil me indico que su nombre no era Valanch si no Bulent; ya se lo explique, lo escribo como me suena.

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